lunes, 24 de diciembre de 2012

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Estimados lectores y seguidores del Blog:

Con mis mejores deseos por su bienestar y felicidad, les ofrezco afectuosamente como saludo de Navidad, uno de mis cuentos.

                                                                  J. A. Morasán.

NAVIDAD SIN SANTA “CLOCH”.

Cuando el hastio merodea por los muros de mi fortaleza, echo mano de innumerables recursos para neutralizar sus ataques; uno de ellos consiste en repasar viejos papeles que con mucho celo guardo en un antiquisimo cofre, heredado por varias generaciones de uno de mis antepasados, quien en sus ratos libres se dedicaba a hacerle la competencia a Barbasrojas, Patas de Palo y demás ciudadanos de “Trucial State”. *

Pues bien, hurgando en esa pila de papeles, cuya conservación corre a cargo de varias bolitas de naftalina, colocadas con estrategia digna de un Rommel y la pintura negra con que he revestido el interior del histórico mueble, me encontré hace unos dias varios recortes de diarios que me hicieron revivir una serie de acontecimientos ya casi olvidados.

Sucedió en una pequeña ciudad cercana a la capital, cuando un grupo de parroquianos volvia a sus hogares, después de celebrar a su manera el nacimiento de Jesús de Nazaret. 

Merodeando por la calle vieron a un extraño sujeto, al que identificaron en el acto y sin más trámite que su propia iniciativa procedieron a su aprehensión.

El atavio del misterioso personaje, consistente en una especie de mameluco de color rojo encendido, zapatos puntiagudos curvados hacia arriba, en especial el par de cuernos que sobresalian encima de sus cejas y una nariz descomunal, no dejaban lugar a dudas acerca de su identidad y en ello coincidieron los curiosos, que con gran celeridad acudieron al Parque Central a donde fue conducido para su exhibición.

En poco menos de un rato la aglomeración fue tal, que se hizo necesario conducir al “diablo” hacia el campo de pelota para satisfacer la curiosidad de la población. La banda regimental, cuyo concierto habia sido interrrumpido, se unió a la ruidosa manifestación precedida por el extraño personaje y sus orondos captores, haciendo olvidar por un momento a la chiquillería su desilusión al no recibir la acostumbrada visita de Santa “Cloch”, hecho que, dicho sea de paso, motivó la preocupación de grandes y chicos a escala mundial, convirtiéndose en noticia de primera plana en todos los diarios del globo.

Los cientificos encargados del Programa Pluto II, se hallaban sumamente preocupados, pues desde hacia varias horas habian perdido el contacto con la nave lanzada un par de dias atrás.

Von Vogen, Jefe del Programa, decidió aceitar su “luger” para tenerla lista en caso de que el proyecto fracasara.
De pronto una exclamación de júbilo inundó la sala de control al percibir señales de la nave:
  • Bip, bip...bip, bip,...bip, bip...
    El encargado de las comunicaciones abrió la transmisión:
  • bip, bip, bip...bip, bip, bip...bip, bip, bip...
    Pluto II, reporte ubicación... Pluto II, reporte ubicación... cambio.
  • Pluto será su... perdón,... quiero decir,... yo no soy ningún Pluto II.
Con gran dificultad los hombres alli reunidos lograron mantener los ojos en su sitio y un murmullo de asombro se fue dando traspies por entre la compleja maquinaria de la sala de control, pues nadie recordaba haber instalado en el vehiculo espacial ningún sistema que pudiera contestar directamente en castellano y menos con tal nitidez en la pronunciación...!!!???

Cuando el encargado de comunicaciones logró recuperar un tanto el aliento, continuó:
- Aqui, ejem...control, llamando a uh... Pluto II... Esto... cambio.

  • Ya le dije que no me llamo Pluto, ni comozco a nadie con ese nombre por estos lares; pero, quien es Usted?
  • Pues ver verá... ejem... soy el encargado de comunicaciones del Programa Pluto II... este... rastreando las señales de la nave que enviamos rumbo a Plutón. Y a propósito, quien es Usted y qué rayos hace ahi?... cambio.

  • Soy nada más y nada menos que el viejito pascual y ahora me explico muchas cosas.
    En cuanto pueda estar de regreso demandaré a ese pais por hacerme quedar mal con los niños, pues el ruido de ese tal Pluto II hizo desbocarse a mis renos cuando realizaba mi acostumbrada gira anual, viniendo a parar a este desconocido planeta, en donde por fortuna fui bien recibido, tanto que convinimos con el personaje pascuero de acá en intercambiar itinerarios.
El Sumo Pontifice, el jefe de la NASA y otros altos dignatarios se apersonaron a la pequeña ciudad en que -de acuerdo con informaciones de la IPU y la NF- habia sido aprehendido el tipo aquel, en el preciso instante en que la turba se aprestaba a cobrarle cuentas por las tropelias que desde el principio de la humanidad habia venido cometiendo.

No fue tarea fácil hacer desistir de sus propósitos a la enardecida muchedumbre alentada por varios agitadores profesionales, pero luego de escuchar lo referente al mensaje recibido aceptaron aplazar la ejecución a fin de constatar su veracidad.

Requerido que fue el cautivo acerca de su procedencia, confirmó lo dicho por el buen “Santa” ante la estupefacción de los circunstantes; pues nadie se habia preocupado de preguntarle siquiera su última voluntad; refirió asimismo que no habia dicho ni ZTX, que en buen plutoniano significa pio, porque confiaba en la proverbial justicia de los terricolas. (!!!???)

En cuanto el cautivo fue liberado se dirigió a un sitio en las afueras de la ciudad, en donde habia posado su nave, a fin de cumplir lo convenido con Santa “Cloch”, de tal suerte que en ese año los niñõs de la tierra recibieron juguetes plutonianos y los niños de Plutón obtuvieron pistolas, cascos de plástico, tanquecitos y carritos blindados a control remoto, rifles, etc., etc., etc.

Eso derivó por cierto en que, algunos años después, los plutonianos iniciaran su campaña expansionista sobre planetas y galaxias vecinas.

*Isla Tortuga o, de los piratas. 

























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