Discurso de toma de posesión del nuevo presidente de El Salvador:
Salvador Sánchez Cerén.
1 de Junio 2014.
Se siente, estamos ante
nuestro laborioso pueblo salvadoreño, este es nuestro pueblo, alegre, feliz.
Muy buenos días a todos y
todas.
Quiero comenzar diciendo la presencia del ex Presidente Mauricio Funes, que lamentablemente perdió ayer a
su madre.
Mauricio jamás olvidaré
el gesto que has tenido al acompañarme en esta ceremonia en un día tan triste
para tu familia, que el afecto del pueblo salvadoreño pueda darte paz en este
momento de dolor.
Después de largos años de
lucha por la justicia y la democracia en mi país, recibo con humildad y profundo
respeto la banda presidencial. La recibo con el compromiso de ejercer la
Presidencia para todos los salvadoreños y todas las salvadoreñas, aquí y en el
exterior. Ejerceré la Presidencia con honradez, austeridad, eficiencia y
transparencia.
Trabajaré incansablemente
para alcanzar los grandes acuerdos de nación que nos permitan resolver los
principales problemas del país y que faciliten la construcción de los cambios
estructurales que El Salvador necesita.
La participación
ciudadana será fundamental en mi gobierno. Porque el derecho y la
responsabilidad de construir este país es de todos.
Queremos una ciudadanía
activa, que haga contraloría social, que exija principios éticos a sus
funcionarios.
Lo he dicho muchas veces
y debo dejarlo claro: Los recursos del pueblo son sagrados y sólo se utilizarán
para favorecer el desarrollo y el bienestar del mismo. Tal como se hizo
en este gobierno, continuaremos el compromiso de NO MÁS CORRUPCIÓN.
Vamos a garantizar una
gobernabilidad fundamentada en el crecimiento, en la distribución social del
ingreso, en el respeto y la promoción de la institucionalidad democrática y de
la seguridad jurídica y ciudadana. En síntesis, en la búsqueda permanente del
desarrollo y el compromiso irrenunciable con la justicia social.
Para alcanzar los grandes
acuerdos de país, hemos promovido instancias de concertación. Estamos
trabajando en la formación de núcleos ciudadanos conformados por sacerdotes
católicos, pastores evangélicos, empresarios, trabajadores, académicos, y una
lista de personas que contribuyen a este gran acuerdo. Porque unidos crecemos
todos.
Buscamos el respaldo de
toda la sociedad para la creación de políticas públicas encaminadas a las
prioridades del país: seguridad, empleo y educación.
En atención a esos ejes,
estamos trabajando por una mayor integración de nuestro país al mundo. Esta
cercanía es fundamental para ampliar las relaciones comerciales, la cooperación
bilateral y estrechar lazos culturales y de amistad.
En la gira que hice en
Centroamérica, platiqué con los Presidentes de la región sobre temas que son de
gran relevancia política, económica y social. Tenemos raíces
comunes, historias
compartidas, problemas que nos afectan a todos, y retos mutuos.
Por eso continuaremos
nuestra apuesta en el Sistema de Integración Centroamericana. La integración es
el mejor camino.
Un ejemplo es el esfuerzo
que El Salvador, Honduras y Nicaragua, tres naciones hermanas, estamos haciendo
en la región del Golfo de Fonseca. Trabajamos en un importante acuerdo, que convertirá
a esa región en una zona de paz y beneficio económico para todos.
Centroamérica unida se
fortalece mediante el acercamiento con los demás países de Latinoamérica.
Pero nuestros vínculos
internacionales van más allá. Hay un gran número de salvadoreños que tienen su
hogar fuera de El Salvador. Nosotros ya les garantizamos el derecho al voto
desde el exterior, y trabajaremos junto con los demás gobiernos en el respeto
de sus derechos. Ustedes están lejos pero son una parte importante de nuestra
nación. Somos un solo pueblo.
Las relaciones con
Estados Unidos, donde viven 2 millones de compatriotas, también son de
fundamental importancia, y por eso vamos a profundizarlas en el campo económico
y social.
El Asocio para el
Crecimiento representa un eficaz plan que le brinda a El Salvador más
posibilidades de hacer crecer su economía, reducir sus vulnerabilidades,
disminuir la inseguridad y generar mayor inclusión. También estamos trabajando
para formalizar la aprobación del Fomilenio II.
Para abrir nuevos
mercados debemos mirar hacia todo el continente, América Latina y el Caribe,
Europa, Asia y el mundo entero.
En el esfuerzo de hacer
crecer la economía de nuestro país, estamos en avanzadas conversaciones
respecto al ingreso de El Salvador a Petrocaribe. Estos acuerdos nos
darán más oportunidades de desarrollo a través de plazos e intereses más
favorables e impulsarán nuestro comercio exterior.
En ese mismo orden he
dado instrucciones al canciller para que en un corto plazo estén en
funcionamiento las consejerías económicas y comerciales con el fin de promover
el comercio y la inversión.
El Salvador, el
pulgarcito de América, nada tiene de pequeño en sus sueños y en sus retos.
Sabemos que las soluciones requieren esfuerzo y compromiso. Por ello, las buscamos
junto con las otras naciones. Porque unidos crecemos todos.
Estimado pueblo
salvadoreño:
El proceso de
modernización del Estado tendrá como base un férreo combate a la corrupción, a
la evasión de impuestos y a la elusión fiscal.
Vamos a modernizar los
mecanismos de profesionalización y formación permanente de nuestros
funcionarios, a fin de garantizar mayor eficiencia y mejor atención en los
servicios que dan las entidades gubernamentales.
La modernización del
Estado será responsabilidad directa de la Secretaría Técnica de la Presidencia,
para que la administración pueda responder de manera más rápida y eficiente a
las demandas y necesidades de la población.
Crearemos la Secretaría
de Participación Social y Transparencia, para elevar el estatus de estas
características fundamentales de un gobierno dialogante y honesto.
Al Ministerio de
Gobernación lo convertiremos en Ministerio de Desarrollo Territorial, porque la
vocación principal del gobierno es territorializar sus políticas y garantizar
que todo el país tenga las mismas oportunidades de progreso.
Vamos a transformar la
Secretaría de Asuntos Estratégicos en Secretaría de Gobernabilidad y
Comunicaciones. Queremos ampliar el diálogo y mantener una negociación
permanente hacia la búsqueda de acuerdos con todas las fuerzas de la sociedad.
Porque Unidos Crecemos Todos. Esa es mi convicción. Solo unidos podemos crecer,
solo juntos podemos sacar adelante a El Salvador.
A partir de 2015, vamos a
crear el Ministerio de Cultura para fortalecer nuestra identidad y potenciar la
cultura y las artes como fundamentos de la transformación del país.
Y también, los de la
sinfónica están felices, y también crearemos el Ministerio de la Mujer.
Seguiremos ampliando, desde hoy, las acciones en beneficio de las mujeres en
todas las carteras económicas y sociales.
Estoy convencido que
debemos de trabajar por generar políticas de Estado más que políticas de
gobierno. Porque debemos garantizar que nuestras proyecciones de cambio sean
irreversibles.
Juntos romperemos el
círculo de la pobreza.
Pueblo salvadoreño:
Este gobierno lo
iniciamos con mucha esperanza y alegría.
Esto sólo es posible por
la labor de nuestros héroes y mártires. Aquellos hombres y mujeres, personas
visionarias, que entregaron su vida y soñaron con un país en democracia.
Por eso rindo tributo a
los hijos e hijas de este pueblo que derramaron su sangre luchando por la
justicia. Merecen especial reconocimiento los campesinos, obreros, estudiantes,
sindicalistas, intelectuales, artistas y profesionales, que se organizaron y
entregaron todo por una patria libre.
Reconozco también a los
soldados y oficiales del ejército que murieron en cumplimiento de su deber.
Rindo un homenaje
especial al querido líder Schafik Jorge Handal y a mi maestra y compañera de
lucha Mélida Anaya Montes.
Su lucha permanente fue
por los más pobres y excluidos. Eso es lo que identifica a mi partido, el FMLN:
La Justicia Social. En ella se asientan los principios éticos y el sentido de
mi gobierno.
Hoy, más que nunca, se
cumplen las palabras de nuestro poeta Roque Dalton, cuando decía:
"Mi país que se
levanta desde la pequeñez y el olvido para finalizar su vieja prehistoria de
dolor y sangre".
Deseo que ésta y las
futuras generaciones valoren y comprendan nuestra historia. Que estimen los
logros alcanzados y se comprometan en trabajar por desaparecer por completo la
injusticia, el odio y el miedo.
Este día reivindicamos la
paz, la democracia y el derecho que logramos como pueblo para decidir sobre
nuestro propio destino y progreso.
Este nuevo tiempo comenzó
a hacerlo realidad nuestro querido presidente Mauricio Funes, a quien brindo mi
más sincero reconocimiento por haber dirigido dignamente la República de El
Salvador. Estoy orgulloso de haberlo acompañado en la calidad de Vicepresidente.
Gracias por haber
iniciado el proceso de cambio más grande en la historia de nuestro país.
Como Mauricio ya lo ha manifestado, su trabajo ha sido guiado por nuestro
obispo mártir Monseñor Romero, quien también guiará a este nuevo gobierno.
Queridos jóvenes:
Los invito a ser
partícipes de este gobierno. No sólo porque ustedes son el presente y el
futuro, sino porque ustedes deben ser la fuerza dinamizadora del quehacer de
las políticas públicas. El bienestar de la niñez y de la juventud es el
bienestar de toda la sociedad.
En mi reciente encuentro
con el Papa Francisco compartimos la visión de que los jóvenes deben encontrar
respuestas a sus inquietudes y necesidades.
El Papa lo expresaba en
Brasil con la fuerza moral que lo caracteriza: "¡Queridos jóvenes, tengan
un corazón grande! ¡No tengan miedo de soñar cosas grandes!...Por favor, no
dejen que otros sean los protagonistas de los cambios. Ustedes son el
futuro".
Les extiendo mis manos
para que con su juventud, sus capacidades, sus renovadas y distintas visiones
del mundo, podamos construir juntos un país para ustedes y para las próximas
generaciones. Porque Unidos Crecemos Todos jóvenes. Jóvenes unámonos para hacer
crecer este país.
Mujeres salvadoreñas:
Durante el pasado
gobierno ustedes tuvieron un importante reconocimiento gracias a las leyes que
se aprobaron y a la construcción de espacios como Ciudad Mujer, que vamos a
llevar a todos los departamentos. También entregamos el nuevo Hospital Nacional
de la Mujer, a quien yo nominaré: "Doctora María Isabel Rodríguez".
Fueron logros importantes
pero debemos ir hacia adelante. Queremos que El Salvador quede libre de
violencia hacia las mujeres. Que sea un país que avance en el cumplimiento de
sus derechos. Por eso voy a trabajar, con ustedes, por más y mejores
oportunidades.
Para ello, contaré con el
apoyo decidido de mi esposa Margarita. Junto a ella cumpliré con este
compromiso. Le agradezco por ser siempre mi compañera, el gran amor de mi vida,
con quien he soñado y luchado por una patria en progreso y dignidad.
Aprovecho este momento
para saludar a mis hijos y nietos, que además de colmar mi vida de
alegrías, me han acompañado y apoyado en todo momento.
Amigos y amigas:
Hace cinco años asumimos
el gobierno de El Salvador en medio de una profunda crisis financiera
internacional. Había un déficit fiscal de más del 6% y un decrecimiento
de menos 3.1%. A pesar de ese adverso escenario, rescatamos los empleos
perdidos y creamos muchos más.
Iniciamos el proyecto más
grande y ambicioso de programas sociales en la historia de nuestra nación, a
través de la redistribución del ingreso con la que logramos ampliar la base
productiva.
Estamos caminando hacia
una economía más inclusiva. Hemos recuperado sectores esenciales, como la
agricultura. Iniciamos la construcción de un nuevo país. Sentamos las bases del
desarrollo y de la inclusión.
Agradezco a la Asamblea
Legislativa que haya aprobado la Ley de Protección Social Universal, una
iniciativa del gobierno para que no haya marcha atrás en estos programas.
Pero todavía hay un largo
camino por recorrer.
Compartimos la esperanza
de ver tiempos mejores para El Salvador. Y lo hacemos con los pies en la tierra
y reconociendo que aún tenemos grandes desafíos que enfrentar, como un bajo
crecimiento, un alto endeudamiento, poca inversión y falta de infraestructura.
Juntos podemos crear
grandes oportunidades para el país. A través de la unión de todas las fuerzas
productivas, económicas, políticas y sociales podremos hacer frente a estos
temas. Porque, les vuelvo a repetir, unidos crecemos todos.
Nuestra primera apuesta
es en el desarrollo económico. Vamos a poner énfasis en la transformación
productiva y en una economía inclusiva. Impulsaremos una logística comercial
que responda a la demanda de crecimiento y de generación de empleos.
A través de la inversión
en infraestructura, y con una visión enfocada en el desarrollo del país, vamos
a consolidar la Estrategia de Movilidad, Logística, Transporte y Puertos.
En ese marco,
continuaremos con el proceso de ampliación del aeropuerto monseñor Romero,
ampliaremos el puerto de Acajutla, construiremos el baipás de San Miguel,
modernizaremos las aduanas en las fronteras terrestres. Esto nos permitirá
ampliar el comercio y hacer una apuesta sólida en el sector exportador.
Para generar más
confianza en los empresarios, vamos a seguir fortaleciendo las instituciones,
trabajando con reglas claras y continuaremos garantizando la seguridad jurídica
del país.
Sabemos que el apoyo al
sector privado permitirá multiplicar de manera acelerada el empleo, dinamizar
la economía y fortalecer el tejido empresarial. Nuestro sueño compartido debe
ser un El Salvador productivo y competitivo, presente en los mercados globales.
A los trabajadores les
digo que fortaleceremos las condiciones para generar empleos dignos con
salarios justos y que defenderemos su dignidad y sus derechos laborales.
Reconocemos en ustedes uno de los actores más importantes del crecimiento con
equidad y justicia que buscamos para El Salvador.
Vamos a crear mecanismos
de formación y capacitación que les permitan convertirse en un recurso humano
más calificado y mejor preparado para las oportunidades que construiremos
juntos.
Estamos seguros de que la
unión entre gobierno, empresarios, trabajadores y las fuerzas políticas,
generará más inversiones y empleos. Porque unidos crecemos todos.
Para poner a El Salvador
en una mejor posición de competitividad, vamos a trabajar para atraer más
inversión. Fomentaremos la producción nacional de valor agregado, incentivaremos
a las empresas exportadoras e invertiremos en ciencia y tecnología.
Bajo esas mejores
condiciones, el país será más atractivo para la inversión privada nacional y
extranjera. Queremos ver también a nuestros compatriotas exitosos en el
exterior invertir aquí en El Salvador.
En el campo está una
parte de nuestra identidad nacional. Debemos dar pasos firmes hacia el
fortalecimiento del sector y pasar de una agricultura de subsistencia a la
agroindustria. Junto con los caficultores haremos realidad el pacto por el café
para generar más producción y más empleo.
Nuestras políticas de
desarrollo serán compatibles con la protección de los bienes naturales del
país. Estamos conscientes de que debemos actuar en contra del impacto de la
crisis ambiental y del cambio climático. Solo con una agenda de sustentabilidad
ambiental podremos mejorar la calidad de vida de los salvadoreños.
El desarrollo económico
debe ir de la mano del desarrollo social. Reconocemos que el acceso a la
vivienda digna es una de las principales demandas del pueblo salvadoreño. En
nuestro gobierno vamos a fortalecer e integrar las instituciones del sector
para aumentar la construcción de vivienda y superar gradualmente este déficit.
Si queremos progreso
también debemos garantizar inversión en salud y educación, que en los últimos
cinco años tuvieron reformas trascendentales. En ambos rubros logramos la plena
gratuidad eliminando las llamadas cuotas voluntarias. Los servicios
públicos deben ser para todos.
Estamos comprometidos con
la profundización y consolidación de la reforma de salud. Todos los niveles
requieren de una mejora sustancial en la atención, y vamos a promoverla.
Garantizaremos aquellos mecanismos que promuevan y faciliten la participación
social y comunitaria, la intersectorialidad y la contraloría social.
La educación es también
un pilar de la sociedad. Como maestro y ex Ministro de Educación, conozco de
primera mano los retos. Vamos a trabajar para que todos los salvadoreños tengan
acceso a la formación para la vida y la competencia laboral. Por ello, vamos a
continuar con la reforma educativa, y a hacer realidad, en todo el país, el
programa "Vamos a la Escuela".
Hoy, con nuestro programa
de paquetes escolares, brindamos zapatos, uniformes y útiles escolares para más
de un millón trescientos mil estudiantes de parvularia y educación básica. Y
llevaremos los paquetes escolares hasta el bachillerato.
Continuaremos el esfuerzo
por erradicar el analfabetismo y trabajaremos por la formación superior y
permanente de los maestros. Haremos realidad el programa "Un niño, una
computadora", y la instalación de internet en los centros escolares.
Estamos comprometidos con el acceso a las tecnologías de la información.
También vamos a apoyar a
la Universidad de El Salvador para iniciar el programa Universidad en Línea, e
iniciaremos la formación tecnológica superior. Las universidades jugarán un rol
importante en la formación para el desarrollo.
Pero el desarrollo no es
posible si no se garantiza la seguridad ciudadana. Para alcanzarla, necesitamos
de una gran unión de país que nos permita combatir a la delincuencia de forma
eficaz. Debemos superar cualquier diferencia y unirnos por el interés común:
vivir en paz, libres de violencia.
La seguridad ciudadana
requiere que trabajemos unidos contra el crimen organizado, el narcotráfico,
las extorsiones y toda expresión de violencia. Vamos a combatir la delincuencia
en todas sus formas, con todos los instrumentos legales y coercitivos del
Estado. La Fuerza Armada continuará acompañando las labores de la Policía
Nacional Civil.
Fortaleceremos y
continuaremos la depuración de la PNC. Articularemos y coordinaremos los
esfuerzos institucionales a nivel nacional e internacional. Necesitamos de la
participación activa de los gobiernos y liderazgos locales, de las
organizaciones sociales, de empresarios, iglesias, comunidades y
familias. Sólo juntos podremos superar la inseguridad y el miedo.
Pero debemos atacar
también sus causas estructurales y brindar más oportunidades para la gente. Con
educación, empleo e inversión en las comunidades, vamos a llevar tranquilidad y
una vida digna a las familias salvadoreñas.
Nos comprometemos a
implementar la política de justicia, seguridad y convivencia ciudadana. A
fortalecer el Estado social y democrático de derecho protegiendo la vida, los
derechos, y los bienes de las personas. Favoreceremos las condiciones de
inversión y desarrollo mediante la construcción de un país seguro.
Vamos a fortalecer las
instituciones que tienen el mandato constitucional de prevenir, combatir y
castigar el crimen, y juntos garantizaremos la paz en cada uno de los
territorios.
Modernizaremos el sistema
penitenciario para revertir las condiciones de hacinamiento y convertir a
nuestros centros penales en verdaderos espacios de rehabilitación. Combatiremos
el ocio carcelario con un esquema de trabajo que capacite a los internos para
que puedan incorporarse a actividades laborales y a una plena reinserción en la
sociedad.
Veo un El Salvador donde
la vida esté libre de riesgos, donde las ciudades sean espacios seguros de
convivencia, donde los ciudadanos se encuentren protegidos.
A partir de hoy, me pongo
al frente del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana.
Todos estos retos que
tenemos que enfrentar sólo podremos resolverlos con unión, diálogo y plena
reconciliación.
Ya hemos dado un gran
ejemplo al mundo con los acuerdos de paz. A través de ellos pudimos terminar
con una cruenta guerra. Los acuerdos constituyen el principio de una nueva
transición en El Salvador para la construcción de los pilares más firmes de la
democracia.
Pero el país tiene una
deuda moral con los desaparecidos y sus familias que debe ser solventada.
Mi gobierno se compromete
a reivindicar la memoria histórica.
Impulsaremos iniciativas
de manera conjunta, que acompañen y ayuden a que las familias conozcan la
verdad.
Es tiempo también de
asumir la responsabilidad con las personas lisiadas y los excombatientes.
Nuestro gobierno afirma hoy el compromiso de atender y dar los beneficios
necesarios para que ellos y los familiares de los combatientes caídos puedan
reincorporarse plenamente a la vida social y laboral.
Estoy consciente que los
problemas y los enfoques son diversos y que tenemos una sociedad plural. Yo,
como firmante de los Acuerdos de paz, sé que su eje transversal es
promover una sociedad abierta a la negociación, al diálogo y al debate
permanente y respetuoso de las ideas.
Debemos encontrar siempre
los puntos que tenemos en común, las necesidades colectivas y las oportunidades
de construir juntos un país en donde vivamos en progreso, con dignidad, donde
tengamos justicia y paz duradera. Solo así lograremos una verdadera
reconciliación nacional.
Los salvadoreños no
debemos mirar hacia un horizonte esperanzador, debemos avanzar juntos hacia él.
La realidad que vive y
que vivimos nos exige consensuar, buscar acuerdos y soluciones porque insisto
solamente porque unidos crecemos todos.
Estoy convencido, lo
hicimos en los Acuerdos de Paz, nos unimos y sacamos el país adelante, ahora en
este momento requiere que pongamos todas nuestras voluntades, todas
nuestras fuerzas aunque tengamos pensamientos diversos, pero somos salvadoreños
y queremos a nuestra patria El Salvador.
No olvidemos que somos un
solo pueblo. Una sola patria, donde cada uno de nosotros merece la oportunidad
de vivir feliz y en paz.
Es preciso que seamos
solidarios, que nos unamos por nuestras familias y por el país. Es tiempo de
entendernos, de avanzar, de dialogar, de concertar para el bien de todos.
No importa de dónde
venimos, dónde vivimos, si somos jóvenes o adultos, en este país todos tenemos
un lugar. El Salvador es de todos y para todos.
Estoy aquí para trabajar
con Oscar Ortiz, el vicepresidente, junto a ustedes. Porque unidos crecemos
todos.
Estoy dispuesto a dar lo
mejor de mí.
Que Dios nos bendiga a
todos y bendiga a El Salvador en esta nueva etapa de su historia.
Muchas gracias.
Gracias infinitamente, se
los agradezco de todo corazón a nombre de mi esposa, a nombre de Oscar.
Les agradezco su
presencia, y esta energía y esta alegría que le han imprimido a este
acto.
Muy buenas tardes.
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